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La incorporación de la tecnología en los procesos empresariales y de negocio es algo imparable, exponencial y cada vez más crítico para el correcto funcionamiento del día a día de cualquier actividad.

La tecnología proporciona a los negocios en primera instancia la capacidad de hacer más, y por otra parte, la capacidad de hacer mejor lo que ya se hacía. Pero más allá de este paradigma clásico, hoy por hoy, la tecnología es un factor diferenciador y determinista del estatus de una empresa.

Los grandes actores de cualquier sector o industria nos han llevado a ver la tecnología como un factor diferencial de sus procesos y a vivir la interacción con ellos a través de la asistencia tecnológica como un plus de calidad y de estatus.

¿Es opcional como empresa desmarcarse de este escenario?.

Evidentemente no lo es, ya que la experiencia de los usuarios es lo que marca la percepción que el mercado tiene de un servicio, de una compra o de una marca.

Además, los grandes actores de la relación con el cliente nos han llevado a vivir nuevas experiencias como consumidores gracias a la tecnología que difícilmente querríamos ahora dejar atrás.

En el caso de los procesos empresariales, la integración entre empresas ha llevado a su red de partners a subirse al tren de la tecnificación para mejorar en los procesos, darles transparencia o simplemente velar por mantener la experiencia de los usuarios, lo que se traduce en que ninguna empresa, independientemente de su modelo de negocio y del público al que se dirige, quede ya alejada de una incorporación tecnológica profunda en su día a día.

El objetivo a lograr con la tecnología en el caso de la relación con el cliente final es además de la eficiencia y de la calidad de los procesos, llevar al usuario final a percibir el estatus tecnológico de una organización como parte de su propuesta de valor.

En el caso de la relación con otros proveedores o socios del negocio, los objetivos van más en la línea de la gestión unificada, la medición de parámetros del negocio, e indirectamente, el control de la experiencia del cliente final.

¿Alguien se imagina hoy por hoy un banco que no disponga de una App móvil para sus clientes?

Es más, algunos bancos ya utilizan su aplicación de banca y las funcionalidades de la misma como principal eje de su propuesta de valor, por encima de argumentos más tradicionales como las remuneraciones de sus depósitos o las bajas comisiones por los servicios.

Del mismo modo que en el ejemplo de la banca, pesar en una entidad sin app es actualmente algo impensable, más pronto que tarde, será impensable pensar en una tienda actual y de primera línea sin elementos de cartelería virtual, o pensar en una cafetería o un restaurante sin un wifi eficiente y puntos de recarga para los terminales móviles de sus clientes.

Una organización actual tiene que ser consciente de estas necesidades y de los retos que implica. Retos que van desde la elección del equipamiento a la adaptación estética y funcional para integrarlo en el mobiliario del punto de atención al cliente, los trabajos para su puesta en marcha, para su posterior gestión, y por supuesto, el control del parque tecnológico instalado.

Dar con el equipamiento tecnológico adecuado para un negocio no es simplemente realizar la compra, otros factores como el dimensionamiento del parque o de la densidad del equipamiento y la ubicuación de los elementos son también factores relevantes para equipar un emplazamiento y dotarlo de funcionalidades tecnológicas.

En el ámbito del equipamiento tecnológico, es esencial que estemos centrados en localizar la solución más adecuada para cada proyecto. Si la propuesta estándar del mercado es adecuada, el siguiente paso es el lograr la instalación profesional y si es viable, lo más integrada en el entorno que sea posible, para mantener la estética corporativa. Y todo ello, logrando una puesta en marcha en plazo y forma.

Pero… que sucede si en el mercado no se encuentra una solución adecuada para las demandas del proyecto, en estas circunstancias crear una solución a medida puede aportarle a nuestro proyecto un diferencial tanto funcional como estético que nos hagan marcar la diferencia frente a otras empresas e incluso en la experiencia del cliente.

Esta solución a medida puede implicar el tener que realizar un proceso de ingeniería sobre una solución estándar o simplemente realizar una adaptación del diseño para llevarlo a la medida del diseño corporativo, tanto desde el punto de vista estético como desde el punto de vista de la usabilidad, del manejo o de la funcionalidad.

La elección de equipamiento compatible, la integración de elementos de diferente edad tecnológica, la correcta puesta en marcha o la adaptación estética puede ser un caos para cualquier organización, que nos haga ver la parte menos amable de la tecnología.

Lograr equipar tecnológicamente tu negocio para alcanzar los retos de la organización tiene hoy por hoy la mejor solución en trabajar con parnets con capacidad para superar todos los retos que una adopción tecnológica implica. Partners con la capacidad técnica y la experiencia para lograr superar los retos más singulares.

Nuestra visión como empresa que quiere evolucionar en el mercado y luchar por estar en la cabeza del pelotón pasa por adoptar la tecnología en los procesos que implican a los clientes y como facilitador de la gestión interna, no es opcional, es necesario, y hacerlo de forma destacada marcará nuestro diferencial en el mercado.

En un futuro cercano donde la tecnología forme parte de la propuesta de valor de forma clara y directa, nuestro negocio tiene la obligación de ser un actor de referencia y dejar de ser uno más para ser una referencia.

¿Estás dispuesto a dejar de ser uno más en lo que al uso que hace tu negocio de la tecnología se refiere?.